Al nacer me fue encomendada la misión de reforzar uno de los dos bandos posibles, y no me refiero al bien y al mal.
El crecer en México Distrito Federal, con unos padres que eran adolescentes, sin un peso para comer y vivir en una vecindad fue lo más bello que me pudo suceder.
Después vinieron los hermanos y con ellos las responsabilidades la extraña y horrible experiencia de compartir con ellos todas y cada una de las cosas que poseía sin importar que tanto esfuerzo había empeñado para hacerme de ellas.
Finalmente vino el desencanto de cambiarme de ciudad, perder un año de escuela, vivir con gente nefasta en la misma casa, y finalmente la disolución de el matrimonio de mis padres con su toque de falta de respeto y violencia, afortunadamente para mi me pude divorciar de mis padres.
Alguien alguna vez me dijo que el naces es un dolor tan grande que solo la vida puede compensarlo, yo estoy esperando que me recompense. Últimamente he comenzado a recordad porque yo soy una mala persona y tener la firme certeza de que no se puede confiar en nadie en este mundo, ni siquiera en mi madre que me ama y haría casi todo por mí, y que estoy completamente seguro de que si tuviera que elegir entre todos sus hijos yo irremediablemente sería su última opción.
Viva la increíble levedad de no ser amado por nadie.
Esta vez no les deseo que se mueran, quiero que sufran hasta desear la muerte y no poder encontrarla.
0 comentarios:
Publicar un comentario